Esta Luna nueva en Tauro llega como un bálsamo…Como la calma tras la tempestad. Como el descanso del Guerrero. Después de tanto fuego, tanta energía en Aries, tanta tensión, cuadratura y retrogradación… Siento que esta Luna nos trae la calma, la pausa, la quietud, el silencio. Nos devuelve al aquí y ahora. A la magnificencia del árbol erguido que ofrece sus frutos. A la belleza inocente de la flor que muestra sus pétalos coloridos al mundo. Y me reconozco en ‘modo planta’. El mundo Vegetal, paciente e inmóvil. Arraigado a la Tierra y apuntando hacia el Cielo. Somos como ellos aunque eso lo olvidamos todo el tiempo.
Y allí, en ese centro. todo vuelve al Ser. Al Orígen. Desde mi esencia escorpiana honro a esta Luna en Tauro con infinita gratitud. Es a través de la energía opuesta que podemos encontrar nuestro centro. Y que bien le sienta eso a nuestra alma… Contemplo el verde recién nacido y me siento fusionar con él. Se muestra tal cual, sin pretensiones. Regala su belleza porque sí. Porqué para eso existe. Por qué no tiene nada que ocultar. Y mis retinas se funden en esa piel engalanada de Gaia que me recuerda lo bello que es Vivir, existir, así sin más. Y me muestra su abundancia, exultante e infinita, con humildad. Con la Gracia divina de un propósito, el de Ser y el de Estar.
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