
El próximo Sábado 17 se produce la próxima luna nueva en el grado 26 de Piscis, decanato Pisciano también. Con Neptuno y Quirón acompañando ese encuentro entre Sol y Luna. Entre consciente e inconsciente…Aunque hablar de consciente con Piscis es en si una paradoja.
Es difícil encontrar palabras cuando tenemos que hablar de lo pisciano porqué su lenguaje es el de las emociones, el imaginario, el abstracto, el todo y la nada al mismo tiempo. La palabra en sí misma, ya es parcial y por tanto fragmentada…
Todos tenemos una herida pisciana. Esta luna nos habla del dolor que nos provoca el propio hecho de nacer, separarnos de la fuente original de donde provenimos para encarnar en algo individualizado y único.
Nos habla del imaginario que necesitamos armar para sobrevivir emocionalmente a ese dolor de sentirnos abandonados. Y ese dolor no tiene fondo ni final. Es un vacío irreemplazable e infinito. La realidad material nos muestra a cada momento lo terrible que puede ser esa separación del origen y la añoranza de esa vuelta al hogar que provoca el sentimiento de abandono, de estar perdido, de no encontrar consuelo en la Tierra.
Es el niño que crea un mundo imaginario de cuentos de hadas, de luz y de color, que intenta evadirse de una realidad inefable y dolorosa: El sufrimiento humano.
Sin embargo, el auto engaño es pensar que la evasión, la huida del dolor, va a ser un camino válido para dejar de sentirlo. En lugar de eso, esta luna nueva nos invita a sumergirnos en la herida para conectar con nuestra humanidad perdida. Para iluminarla, para conectar con la capacidad de sentir nuestro vacio. Porqué solo desde allí podemos construir y crear una nueva realidad.
El Vacío es de donde provenimos. Es allí donde se concentra todo. Como explica Nassim Haramein la estructura y las dinámicas de lo que constituye el 99,99999999999% de lo que vemos ahí fuera. El vacío no está vacío, está lleno de energía, infinitamente lleno de energía. Y es desde ahí, desde dónde nace todo lo creado.
Reconocer nuestro propio vacío y hacernos cargo de él no es nada fácil. Cómo no lo es soltar esa herida de separación del origen. Estamos programados para llenarlo. Buscamos personas, situaciones, ideas, elementos que nos hagan creer que podemos cubrirlo. Es como poner diques al mar.
Sin embargo el reconocimiento de nuestra propia vulnerabilidad y de nuestra condición humana, el sabernos gotas de ese océano, sí nos permite re-conectar con esa esencia atemporal nuestra. La Trascendencia como cura.
Una luna nueva es una oportunidad nueva. Un campo por sembrar. Un obertura al campo cuántico desde dónde iniciar una nueva creación. Esa creatividad pisciana divina que vive en nuestro interior, y concretamente en el vacío que se aloja en nuestro corazón.
Así que esta luna nos da la oportunidad de entregar nuestra herida al Universo, al infinito, al Orígen, al útero universal de donde provenimos. Una ocasión para reconocer y abrazar a nuestra alma valiente que decidió un día atravesar ese umbral de la nada para encarnar como humanos. Y a través de ese espacio del corazón, sentir cual es nuestra contribución a este mundo material.
Es tiempo de inspiración, de conectividad, de saber que no estamos solos del mismo modo que una gota no está aislada del océano. Tiempo de permitir que tu creatividad sirva para hacer de este mundo un lugar mejor. Tiempo de entregar tu herida y nacer de nuevo, crear de nuevo. Tiempo de cerrar, de finalizar un ciclo para re-iniciarte desde el origen, sin mochilas del pasado. Sin victimismo. Aceptar no es renuciar. Soltar no es claudicar. Es más resetear nuestro mundo emocional para auto-sostener cada uno de nosotros nuestro propio vacío.