
Este post tiene un sesgo muy personal, lo confieso. Es mi luna natal así que será imposible permanecer demasiado ecuánime al respecto. Aviso de antemano…
Libra es un signo curioso…porqué en realidad pertenece a la constelación del Serpentario, y según parece, la balanza surge de las pinzas del Escorpión que se dibuja en el cielo. Así de entrada, esto sugiere que lo del equilibrio no va a ser una cuestión fácil… No es casualidad que este post coincida en un momento en que precisamente Venus, que encarna la energía libriana, está retrogradando en Escorpio… Libra está más vinculada a la energía de Escorpio de lo que en realidad aparenta…
Y hablando de apariencias, es cierto que Libra cuida de la forma como nadie. Embellece lo que toca. Aporta armonía y amabilidad. Pero a la vez, esconde un dolor profundo… El de la búsqueda incansable de la otra mitad. Del compañero/a del alma…
Recientemente descubrí que mi Luna en Libra hablaba entre otras cosas del síndrome del gemelo solitario. Somos unos cuantos. Sino has oído nunca hablar de él, y al leer esta frase algo se ha removido en tí, te aconsejo que investigues. No hace falta que tu luna esté en Libra. Hay muchas otras configuraciones lunares cuyos aspectos también pueden dar indicios de esta historia intrauterina.
Es una historia acerca de la pérdida del otro como primera experiencia emocional que queda grabada en la memoria inconsciente del feto que fuimos, y por tanto de nuestra niña/o interior. Y la búsqueda incansable de ese hermano/a para compartir la Vida. Y la sensación de soledad y de vacío que la acompaña. Y, como no, el patrón inconsciente de repetir la experiencia de pérdida con todo lo que ello conlleva en cuanto a dificultad para tener una relación de pareja estable y sana.
Porqué de alguna forma, hasta que esa pérdida no se integra, hay una herida profunda que condiciona todas las relaciones adultas. Algunas veces, huyendo del compromiso para no volver a perder, para no volver a sufrir. En otras ocasiones, el autoboicot inconsciente de sentir que uno no merece el amor del otro porqué ‘algo fue mal y yo tuve la culpa’… y un sinfín de patrones ocultos que pueden acabar condenando al gemelo superviviente a la Soledad.
Seas o no gemelo solitario, esta luna nueva es una oportunidad de sembrar un nuevo patrón en tus relaciones, pero no sin antes reconocer tus heridas y tu dolor. Eso te dice ahora Venus en Escorpio… ‘Pon luz primero. Mira más profundamente. Hazte cargo de tu herida. No te quedes apegada a ella, solo ilumínala y abrázala. No esperes que nadie venga a hacerlo por tí. No la delegues al otro. Él/Ella tiene su propia herida y cada uno de nosotros debemos primero hacernos cargo de la nuestra.’
Sólo de esa forma podemos acceder a un cierto equilibrio. Poniendo conciencia en nuestra propia herida. Y aprendiendo a estar bien solos y en pareja. Contigo y sin ti. Porqué si dependes de otro para ser feliz has perdido la batalla de antemano.
La esencia libriana tiende a un patrón en el que el feedback es cuestión de supervivencia: ‘Si canto es para que me escuches. Si bailo es para que me mires. Si doy es para recibir. Si hablo es para que respondas. Si busco es para encontrarte. Si me adorno es para gustarte…’
La siembra de esta luna nueva consiste en amarte tan profundamente a tí mismo que todo tu Ser pueda compartir ese amor sin miedo. Porqué eres tu quien lo alimenta. Nadie más. No puede perderse, no puede desaparecer. Porqué nace de tí. Porqué nada fue mal por tu culpa. Solo ocurrió lo único que podía ocurrir para que tu llegaras a donde has llegado.
Toma a tu niña/o en brazos. Mírale a los ojos. Dile que le amas incondicionalmente. Tal y como es. Aquí y ahora. Con sus heridas. Abrázala. Abrázalo. Haz que no tenga miedo. Ocúpate tu de el/ella. Y sólo entonces podrás decirle al otro: Contigo y sin ti, al fin del mundo.