
El Ser humano se diferencia del resto de mamíferos sobretodo por su capacidad intelectual. Esa facultad extra que tenemos y que nos permite almacenar una gran cantidad de información, procesarla y comunicarnos a través de un lenguaje más o menos sofisticado. Este es el tema dominante en Géminis.
La luna en Géminis basa su mecanismo en una búsqueda de respuestas razonables que le permitan entender lo que siente. Entenderlo le da paz. Hablar de ello y poder racionalizar las emociones es lo que calma a esta luna. Pero en esa búsqueda de respuestas a menudo encontramos mecanismos de evasión y sobretodo de dispersión. Ese movimiento geminiano en el mundo de nuestro niño interior puede provocar que nos perdamos en la búsqueda de querer entenderlo todo incluso cuando de lo que se trata es solamente de aceptar lo que se siente y abrazarlo.
Sagitario, su opuesto, el lugar que ocupa el Sol ahora, responde a la Gran pregunta. Esa pregunta trascendente y exclusiva del ser humano que necesita encontrar sentido a la Vida. Más allá del automatismo de supervivencia o de la superficialidad cotidiana, algo nos empuja a preguntarnos el ‘para qué’. Y esa búsqueda es la que nos acerca a la trascendencia y a la espiritualidad.
Si la luna geminiana se dispersa en su búsqueda, el sol sagitariano señala con su flecha que solamente hay un propósito, una respuesta para todas las preguntas.
En esta lunación, el regente geminiano, Mercurio está también en el signo de Sagitario. Es como si la energía nos dijera, basta ya de dar tumbos, de evadirte, de perderte en lo superfluo, en las redes, en las compras, en el parloteo…
Es tiempo de concretar. De conectar con tu Ser y empezar a caminar hacia una dirección, en lugar de hacerlo en círculos inacabables. El cielo nos dice ‘Quo Vadis?’
Mucha energía disponible en el signo de Capricornio. No solamente Júpiter, regente de Sagitario, sino todo un estellium formado por Venus, Saturno y Plutón. Todo habla de depurar lo superficial. De conectar con lo más sagrado y auténtico. Al niño dorado geminiano le toca madurar, crecer.
Y toda esa energía capricorniana es además susceptible de materializar. De manifestarse en la vida. De construir desde otro lugar. Dar frutos concretos. Ver realizados proyectos que se han gestado durante mucho tiempo…
El Nodo Norte en Cáncer y Marte en Escorpio nos habla de la necesidad de nuevo de poner luz, sanar nuestro origen y procedencia. Nuestro árbol. Porqué quizás estamos caminando entre tumbas, siendo fieles a no sabemos quien, y sin hacer ese trabajo de indagación difícilmente podemos encontrar nuestra propia razón de ser. Quizás estamos viviendo la vida de ‘otro’, la de un gemelo perdido, o la de un ancestro. Repitiendo biografías pasadas que ni siquiera conocemos y que están condicionando la nuestra.
Así que este diálogo de la Luna geminiana puede encontrar respuestas para caminar con un objetivo concreto si profundizamos en esa búsqueda sin quedarnos atrapados en la dispersión, en la distracción.
Mientras escribo este post, hay mucho ruido general alrededor, mucho más movimiento del habitual (que ya es bastante en mi vida, ya que tengo el Sol en casa 3, la casa de Géminis). Es un ruido molesto, de interrupción constante. Y el mensaje me llega como ‘ese es el ruido que puede llegar hacer esta luna geminiana, esa distracción para sacarte de tu centro, de tu objetivo, de tu propósito’.
Sin embargo, si integramos bien lo que nos ofrece, se trata de trascender ese ruido, de estar presente a pesar de él, y de ir más allá de nuestras propias contradicciones internas. Porqué en géminis, siempre hay dos caras de la moneda, dos versiones, dos posibilidades. Es la dualidad en su máxima expresión, que también nos permite ser flexibles en la vida y colocarnos en el lugar del otro.
Pero…sin perder el centro. Sin perder tu Verdad, tu razón para existir. No te distraigas, no te disperses, no te pierdas en el círculo vicioso de la búsqueda. Simplemente ábrete a expresar tu verdad. Aprendamos a decir Sí y a decir No. Porqué de eso va también esta luna. De comunicar. De expresar al mundo tu propia verdad, aquello en lo que crees, tu forma de vivir tu trascendencia,tu Fé, sea más o menos aceptado socialmente. Es la tuya y te vale. Y aún así, puedes ser capaz de escuchar al otro y de ponerte en su lugar.
Pero sobretodo, dialoga con tu niña interior. Comunícate con ella. Te puede contar muchas cosas. Te puede dar respuestas que necesitas aquí y ahora. Y abraza tus contradicciones, porqué gracias a ellas, somos seres mucho más completos.
El Sol te señala el camino. La luna te invita a expresarlo. Ambos se unen para que encuentres tu verdad más profunda. La misión de la duda es movilizar la Verdad.