
La última luna llena de este 2020 tan intenso y especial, se da en el signo de Cáncer. El eje Cáncer- Capricornio nos remite a la memoria sistémica : Padre-Madre. El Sistema solar como reflejo de nuestro propio Sistema familiar.
Lo primero que me llegaba hoy es que esta luna llena es como un abrazo entre ambos, Sol y Luna. Una vieja historia de Amor que engendra a sus hijos.
Nosotros somos hijos de ese amor. De ese encuentro. Incluso cuándo esa fusión es fruto de otros sentimientos oscuros, la Vida se abre paso a través del vientre materno. ‘Bendita tu eres y bendito el fruto de tu vientre…’
Por tanto cada uno de nosotros somos el resultado de la Vida abriéndose camino para que estemos vivos, aquí y ahora. Agradecer la vida a nuestros progenitores, sea cual fuera la historia entre ellos, es imprescindible para caminar. Ese momento sagrado y mágico de la fecundación, el milagro de la vida, se lo debemos a ellos.
Cáncer es una energía regida por la Luna, que representa también lo femenino, lo maternal, nuestro mundo emocional y vulnerable. Una luna llena en su propio útero nos impregna de memorias. Memorias que quizás ahora podemos mirar con otros ojos si hemos aprovechado el reto que este 2020 nos ha ofrecido para trabajar con nuestro árbol, con nuestra memoria sistémica.
Y sino eso no ha podido darse, siempre hay nuevas oportunidades para volver a mirar… (Plutón permanecerá en Capricornio unos años más) para incorporar la palabra mágica: el Amor.
El Amor es esa fuerza que lo cohesiona todo. Esa variante que mantiene el Universo en marcha y que a menudo (demasiado a menudo), no la contemplamos lo suficiente. Incluso cuándo escucho tantos pronósticos catastrofistas o negativos sobre el negro futuro que nos auguran, siento que se excluye esa fuerza, representada también por Neptuno (sublimado) que conectado con el Nodo Norte y con Venus, nos invita a contemplar la fuerza del Amor.
Por Amor todos queremos pertenecer, a algo, a alguien. Es una fuerza vincular. Es el abrazo que lo cura todo.
En un año donde nos hemos visto excluidos del abrazo, acabarlo con una luna llena en Cáncer, es muy significativo.
Nos invita a todos a conectar con nuestra vulnerabilidad compartida, a mostrarla sin caer en victimismos ni dramatismo. Ese es el equilibrio cáncer-capricornio. Sentir y empatizar sin perder la dirección.
Urano, el transgresor, toca en un suave sextil esta lunación invitándonos a reconstruirnos de nuevo a través de Saturno, regente del Sol, que ya ocupa tierras acuarianas junto a Júpiter.
Pero para renacer, para re-construirnos, tenemos que restaurar lo vulnerable. Ser nuestra propia Madre para cuidar a nuestros niños interiores.
Abrazar la feminidad, la dulzura, la ternura, lo circular, lo vincular… Eso no es debilidad, es la suma fortaleza que nos cohesiona, que nos devuelve la Humanidad. Es la fuerza del Amor que nos creó.
Venus en Sagitario ocupa el Nodo Sur, mirando de frente al Nodo Norte hacia dónde nos invita la energía a caminar. Dejar atrás viejos anhelos para reactualizarlos a nuevas perspectivas, nuevas visiones. Revisar nuestros patrones femeninos, impregnados a menudo de fidelidades patriarcales. Ser mujer no implica integrar la feminidad… Ser feminista tampoco. Nosotras somos a menudo portadoras del Patriarcado. La gran confusión creada es urgente resolverla para iniciar un nuevo viaje como Humanidad que contemple lo vincular, que incluya al Amor como fuerza principal.
Que la luna de la vulnerabilidad y el cuidado nos impregne para iniciar el nuevo año acuariano incorporando el amor, la humanidad. Cuidémonos entre todos, abracémonos con la ternura tan necesaria para romper nuestra rigidez.
Dejémonos mecer por la cuna de la Madre Tierra, la Virgen, la Magdalena, la Vesta… y guiar por el padre Sol, el Cielo, Dios, Jesús.
#lunallenaencáncer #cáncercapricornio #sagradofemenino #astrologiaconsciente #astrologiapsicologica #astrologiasistemica